Estábamos en el coche, y ellos no se miraban. Solo miraban el hermoso paisaje que había a nuestro alrededor. Pero no sé por qué, ellos no se miraban, ni un segundo, ni un instante. Entonces mi hermano pequeño preguntó cuándo llegaríamos al Cabo de Gata (acabábamos de salir de casa, solo llevábamos media hora de viaje). Pero nadie le contestó. Lo más seguro era que estuviesen enfadados, pero no sabía el motivo. A lo mejor habían tenido una fuerte discusión y habían decidido parar de hablarse. No había modo de saberlo. Puede que en vez de estar enfadados entre ellos estuvieran enfadados con mi hermano, o conmigo, aunque lo dudo. Yo solo quería saberlo. Después de unas horas más de viaje, vi como mi padre intentaba mirar con delicadeza a mi madre, pero sin ánimo de que ella le contestase. En ese instante entendí que la que estaba enfadada era mi madre, por alguna cosa que mi padre no había hecho del todo bien. Pero cuando mi padre estaba a punto de poner la cara otra vez en dirección a...
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